Pero ahora (la historia de un ex-alcohólico)

Cuenta la historia que un Padre muy poderoso y respetado, tenía dos hijos. El mayor siempre estaba a su lado, ayudándolo con sus negocios y aprendiendo todo lo que podía. Sabía todos los detalles de la empresa y su conducta era ejemplar en la familia y ante todos. Sin embargo, el menor era despreocupado por esos asuntos y prefería salir con sus amigos a cuantas fiestas podía. 

Con los años, los dos hijos mantuvieron su estilo de vida. El mayor tomó el control de la empresa y el menor se mudó de casa para continuar con sus parrandas, pues dijo:

– Ya me cansé de los sermones de mi Padre. Mejor me voy y hago mi vida como quiera.

Y se marchó.

Meses más tarde, el hijo menor se vio envuelto en un escándalo público. Luego de una fiesta salió borracho y tuvo un aparatoso accidente que involucró a varias personas. Fue apresado y enviado a prisión en lo que se resolvía el asunto. Pero por suerte para él, su padre pagó la fianza y salió de prisión.

El muchacho estaba avergonzado porque sus acciones perjudicaron el legado de su padre y no quería tan siquiera levantar la mirada. Su padre le dijo:

– Hijo, muchas veces te advertí que esto podía pasarte. Tus acciones siempre tienen consecuencias, te lo dije muchas veces pero no quisiste hacerme caso. Te hiciste sordo y decidiste seguir tu camino. Yo no quería que nada malo te pasara pero era necesario que aprendieras por tus propias experiencias. Pero ahora, no temas, no tengas miedo. Yo soy tu padre y estoy aquí para perdonar y pagar tus faltas. Aunque tengas problemas con el alcohol o cualquier otro vicio, no te dejaré. Te ayudaré, te sostendré de la mano, como cuando eras un niño y te ayudaré a caminar derecho para que no tropieces más, porque te amo y eres precioso ante mis ojos.

El hijo comenzó a llorar, el padre lo abrazó y juntos salieron de aquel lugar mucho mejor de como entraron.

Basado en Lucas 15:11 e Isaías 42:18 – 44:1

Está historia que escribí me recuerda el gran amor de mi Padre Celestial. Aunque no fui un alcohólico y tampoco tengo un hermano mayor, puedo identificarme con este chico que decidió vivir la vida a su manera, obviando las advertencias de su Padre.

Dios ha dejado cientos de señales y advertencias en su palabra. Sus mandamientos están ahí para cuidarnos y guiarnos en la vida, para que nos vaya bien. ¡Pero que necios somos! Preferimos hacernos sordos y ciegos, olvidando que cada acción que tomemos tendrá sus consecuencias.

Actuamos como un niño que comete una travesura y se esconde de sus padres para que no lo regañen o castigen. Actuamos como Adán y Eva, luego de pecar se escondieron de Dios porque sintieron vergüenza.

Pero ahora, Dios nos dio otra oportunidad por medio de Jesús. Él pagó nuestra deuda y el castigo que merecíamos. Nos brindó su gracia y su amor, nos redimió para que comenzáramos una nueva vida.

Aprovechemos esta gracia y agrademos al Padre que entregó a su hijo unigénito por amor a nosotros. No tengamos miedo de acercarnos a él, porque ya nuestro pecado fue pagado mediante el sacrificio de Jesús, sólo tenemos que creer y arrepentirnos de corazón. No sigamos escondiéndonos de Dios (como si realmente pudiéramos hacer tal cosa), porque él nos ama y quiere restaurar lo que hemos destruido.

Es tu decisión, seguir sintiendo vergüenza ante Dios o aceptar su gracia y reconciliarte con tu Padre celestial hoy.

¡Si te gustó, compártelo!

Publicado por Mario J. Jiménez

Discípulo, esposo y pastor hispano en HighPoint Church Orlando. Disfruto escribir con una taza de cafe al lado. También me gusta leer, correr y ver películas. Intento exponer verdades profundas con claridad y sencillez.

2 comentarios sobre “Pero ahora (la historia de un ex-alcohólico)

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: