La primera vez que visité un parque en Walt Disney’s World estaba abrumado. Todo parecía tan perfecto que parecía irreal. Tan pronto como entramos al parqueo y abordamos el tram (un tren de Disney), noté que todos los empleados o ‹cast members› hablaban con alegría, contando chistes y haciendo preguntas inofensivas. Sentí que estaba en una película.
El proceso para entrar a Animal Kingdom no fue difícil. Lo difícil fue creer que los arboles y paredes eran naturales. Después descubrí que algunos sí y otros no. Luego vi una banda tocando música, pero fue decepcionante ver que no era música en vivo. Gracias a Dios todo cambio cuando fuimos a un safari y vimos animales de carne y hueso.
Esa es la magia de Disney… creo. Nunca sabes que es auténtico y que es prefabricado. Si logras olvidarte de que existen tales cosas y permites que la función continúe, entonces puedes disfrutar una experiencia encantadora. A mi me costó tiempo y humildad, mas al final pude sumergirme en la idea de que en Disney World los sueños se hacen realidad y así la realidad no importa para nada.