En menos de un mes he sido avisado de la muerte de varias personas que, a pesar de no ser muy cercanas a mi, la tragedia de su partida me ha dejado en shock por varios minutos y me ha rodeado cierta nostalgia. Una de esas personas fue mi compañero de clase en la universidad, un pana de mucho talento y brillo, le había visto un par de semanas atrás sonriente como siempre, y claro no me imagine que seria la ultima vez.
Escribo este post sin animo de amargarme el espíritu. Tampoco intento hacer una denuncia social (aunque debería, porque según sé, este jóven ex compañero de clase murio de manera inesperada debido a un «error» de alguien mas, por un atraco o «accidente»). Lo que intento plasmar es la verdad de que cada día puede ser el ultimo y hay que aprovecharlo; nos guste o no, a todos nos llegara ese día. Quizás estemos preparados o quizás no, quizás lo estemos esperando o no, quizás sea rápido y ojalá que no, pero a todos nos llegará. Lo más importante es que cuando ese día llegue podamos irnos en paz y esa paz solamente la puede dar Jesus.