La protección del Señor

17 Claman los justos, y el Señor los oye
Y los libra de todas sus angustias.

18 Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón,
Y salva a los abatidos de espíritu.

19 Muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas lo libra el Señor.

20 Él guarda todos sus huesos;
Ni uno de ellos es quebrantado.

21 La maldad dará muerte al impío,
Y los que aborrecen al justo serán condenados.

22 El Señor redime el alma de Sus siervos,
Y no será condenado ninguno de los que en Él se refugian.

Salmo 34:17-22 NBLA

El salmo 34 está estructurado como un acróstico, lo que significa que cada versículo comienza con una letra consecutiva del alfabeto hebreo. Esta forma facilita la memorización de la sección y muestra cómo el Espíritu de Dios emplea toda la riqueza del lenguaje para describir la experiencia contenida en el salmo.

Sin embargo, a este salmo le falta una letra. Entre el verso 5 y el verso 6 falta la letra vav. Los versículos 2-5 son un testimonio de fe, y el versículo 6 revela que David ha caído profundamente debido a su comportamiento. Esta omisión refleja las irregularidades que pueden surgir en el camino de un creyente. Es una señal de que la vida espiritual es compleja, hay subidas y bajadas pero el Señor oye nuestras oraciones y nos libra de nuestros temores. 

Los justos también pueden ser golpeados por desastres severos, pero el SEÑOR los guarda y los libra. Al mismo tiempo, el justo experimenta que el SEÑOR es bueno (Salmo 34:8). Lo que David ha visto por su propia experiencia.

A través de las dificultades la vida, los justos se vuelven «quebrantados de corazón” y «abatidos de espíritu» (Salmo 34:18), pero Dios guarda sus huesos y ninguno es quebrantado. Esto habla del Señor Jesús, el único Justo verdadero.


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Que «las aflicciones de los justos» sean «muchas» (Salmo 34:19) parece contrario al deseo de ver buenos días, pero la vida del justo no se limita a la vida aquí y ahora, sino que continúa en el ámbito eterno y se vive plenamente allí. El SEÑOR libra al justo «de todas ellas», de todas esas aflicciones, al permitirle participar en sus sufrimientos.

Dios escucha el clamor de su pueblo y está cercano a ellos cuando sufren. Él no promete una vida libre de problemas sino acompañarnos en medio de las pruebas. Esas tormentas nos acercan a la presencia de Dios como nada más puede hacerlo. Después del sufrimiento, el que sufre y se refugia en Dios experimenta el gozo profundo del amor de Dios.

No es facil agradecer cuando estamos tristes y deprimidos, pero no podemos olvidar que el pecado es la causa del sufrimiento. Pero podemos responder al texto a la luz del sacrificio de Cristo buscando refugio en Dios porque el Señor redime el alma de sus siervos. Él rescata al afligido. Esta promesa tiene un costo para Dios, porque en la cruz Jesús pagó el precio por nuestro rescate. Allí, Él se aseguró de que no tuviéramos ninguna condenación.

Dios no ha creado un mundo lleno de maldad, sino que nuestros pecados han causado el sufrimiento que vemos a diario. Pero Dios no se queda de brazos cruzados. Nuestro dolor también le duele al Señor porque Él nos ama. Hoy te animo a que te refugies en su amor, y que recibas paciencia, valor y dominio propio en medio de las pruebas.


¿Qué te pareció este devocional? ¿Tienes algún comentario o testimonio? Déjame saber. 

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Original photo from Craig Whitehead via Unsplash.com


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