Este post está inspirado en una imagen publicada por un amigo mío en Instagram. La imagen decía: «Soy un esposo que ora por mi esposa, la guía valientemente, le sirve humildemente y la quiere profundamente». Sí, es verdad que no estoy casado pero no me falta mucho para estarlo (ha!). Dios me ha estado preparando para ser un esposo conforme a su corazón para mi esposa y en vez de quejarme por estar soltero prefiero ser agradecido por cada lección aprendida antes del matrimonio.
Es fácil orar por una persona que amas. Los buenos esposos (al menos los cristianos de verdad) se interesan por la vida espiritual de sus esposas. No solo oran durante el noviazgo para que Dios les de una pareja. Ellos saben que la oración es la clave de su relación con Dios y que su relación con Dios es la clave para tener una buena relación con sus esposas y familia.
Un buen esposo sirve humildemente a su esposa porque comprende su papel de esposo. Pone las necesidades de ella antes que las suyas porque la ama de verdad.
Un buen esposo cuida y quiere a su esposa. ¡Es obvio! Cualquier hombre que sea hombre de verdad tiene un instinto natural de proteger lo que ama… dije proteger, no sobre-proteger.
Ahora bien, un buen esposo guía valientemente a su esposa y para mí este punto es el más delicado, por no decir complicado. Creo que es el resultado de cumplir los otros tres. Solo cuando oras por tu esposa, le sirves humildemente y cuidas de ella como un hombre de verdad, puedes ganarte el derecho a guiarla valientemente y en amor.
En una cultura donde nos han enseñado que la mujer es como un objeto o una propiedad, que no tiene los mismos derechos ni oportunidades que el hombre, es necesario que uno aprenda a ser un líder no un jefe, o el «macho de la casa» que está para ser servido y no para servir.
Lo peor es que pocos hombres se preocupan por esto. Piensan que ser varones los convierte en hombres, piensan que tienen ventajas sobre la mujer y no entienden que la mujer es más astuta que ellos. Actualmente, cualquier mujer está más preparada para la vida que la mayoría de los hombres. No es de extrañarnos que en las universidades y empresas haya un saldo a su favor.
No deberiamos quejarnos de «la liberación femenina». Nosotros hemos provocado que las mujeres quieran independizarse porque ninguna mujer se dejará guiar por un hombre que no sea un líder. Podrán fingir que lo hacen.
Esto es algo que no se aprende en la escuela ni en YouTube pero la buena noticia es que cualquier hombre puede convertirse en un líder si mira el ejemplo de Jesús. No digo que no haya otros, por ejemplo, yo reconozco que tengo un padre con muchos atributos positivos y el respeto de mi madre, el mío y de mis hermanas. También tengo tíos que son ejemplos para mí, amigos mayores que yo, casados que pueden darme consejos, pero ninguno como Jesús. Él es el líder de líderes, Señor de Señores y Rey de Reyes.
Nadie puede guiar a otros si no aprende a guiarse a sí mismo (esto lo aprendí solo). Tampoco puede llevar a otros a donde él no ha ido (eso me lo enseñó maxwell). Si quieres ser el líder de tu esposa, y créeme que ella te lo agradecerá, tienes que aprender a ser un líder para ti mismo.
Toda mujer busca un hombre a quien admirar. No un «macho man» que no tenga la capacidad de guiarla y la trate como si fuera una sirviente. Ellas buscan un líder que las guie, no porque esten perdidas sino porque guiar es servir y servir es amar.
Obviamente no te voy a dar 10 consejos para ser un mejor líder para tu esposa. ¡Hello, estoy soltero! No voy a hablarte cosas que no se, solo quiero motivarte a que seas un lider. Quizás puedes buscar en internet, hay muchos blogs y libros al respecto. Pero recuerda que el mejor lugar para aprender es, sin duda alguna, a los pies de Jesús.