Dios tiene muchas cosas que me encantan, una de ellas es su capacidad y deseo de mantener una comunicación fluida con sus hijos. David dijo: «todavía no está la palabra en mi boca y ya tu la sabes toda». Dios siempre está escuchando, siempre está hablando, siempre está presente. Aun en medio del ruido o del silencio, él siempre está ahí.
En estos días de incertidumbre, de busqueda, de crecimiento. Estos días donde busco dirección y guianza, no dejo de sorprenderme cuan pendiente Dios está incluso a mis pensamientos. Puedo estar seguro que mis dudas no son desantendidas, que mis preguntas hallarán respuestas y que mi fe seguirá creciendo como un arbol de mostaza. Puedo estar seguro que su palabra alumbrará mi camino.
Mi trabajo es estar atento a su voz o su silencio porque ambos trasmiten un mensaje. Estaré presto a obedecer tan pronto reciba el mandato porque la obediencia tardía es desobediencia y no quiero ser torpe o tonto.
Creo que la fe es como una piedra que se endurece con el tiempo. Espero que mi fe se fortalezca mientras espero. Es como un musculo que mientras más lo uso, más fuerza tiene.
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