«¿Ser misionero? Eh… Nah. Eso no es para todo el mundo.»
Error. Cada cristiano es un misionero o un impostor, ya sea en su propia familia o en el continente más lejano. Además, el corazón de Dios está en las misiones. Él desea que nadie se pierda, esa es su voluntad. Por eso hace casi un año viajé a Colombia con 7 amigos más. Allí conocí a Phillip Steele, Angela Reuter y muchas otras personas maravillosas. Lo curioso es que no sabía si podría ir, decidí participar dos semanas antes del viaje y compré el pasaje dos días antes. Estuve quince días allá y cuando regresé, creéme, mis prioridades cambiaron por completo.
Dos semanas más tarde también conocí a Mike Cantrell, Ali Álvarez y cientos de jóvenes misioneros en mi país. ¡Fue increíble! Por una semana estuve sirviendo junto a (hoy) buenos amigos.
Pocos meses más tarde comenzamos a planear nuestro primer viaje de misiones en las universidades y una conferencia para los estudiantes de mi país. Sería una semana inolvidable y lo fue. Hubo mucho trabajo antes y durante el viaje pero cuando miras el resultado, sonríes y dices: Realmente esta es la voluntad de Dios.
La vida es un misterio que se revela lentamente con cada segundo que pasa. ¿Quién puede saber a dónde irá el viento? Sin embargo, todo es parte del rompe cabezas y aprender a adecuarse al cambio. Si la vida puede cambiar en un momento imagínate cuánto puede cambiar durante diez días. Lewis decía:
«No es gracioso como día tras día nada cambia pero cuando miras más atrás todo es diferente.»
No le tengas miedo al cambio, en cambio deja que la vida se revele a si misma con todo su esplendor y asombro.
Estoy súper agradecido por todos los que hicieron posible que hoy pueda contar esta pequeña historia, en especial a Joan y Aaron 🙂
#Brotherhood!